Un tratamiento con Reiki

Frecuentemente, personas que quieren recibir un tratamiento con Reiki me piden recomendaciones de practicantes en ciudades en las que no conozco practicantes que los ofrezcan. Se me ocurrió escribir una pequeña guía sobre las pautas mínimas que yo utilizaría al momento de elegir la persona que da un tratamiento.

  • El lugar donde recibir el tratamiento debe ser limpio y ordenado. No es necesario que sea un lugar especial y solamente dedicado a dar tratamientos, pero comodidad, higiene, confianza y privacidad son importantes.
  • La persona que recibe el tratamiento está vestida, preferiblemente descalza, y acostada cómodamente en una camilla o similar.
  • El tratamiento con Reiki consiste en apoyar las manos en una secuencia de posiciones, durante 3 a 5 minutos en cada lugar. Las posiciones pueden variar. El tratamiento puede durar entre 40 y 90 minutos. Es muy simple.
  • Solamente se utilizan las manos. Cristales, sonidos, música, sahumerios, velas, etc. no forman parte de un tratamiento, aunque algunos practicantes los utilicen. Algunas veces se utiliza una música suave para «tapar» sonidos exteriores, esta música debería ser agradable para quien recibe el tratamiento.
  • En el tratamiento con Reiki no diagnosticamos. No se trabaja con energías positivas o negativas . Reiki, por definición, es energía vital. Al dar un tratamiento ponemos más energía vital a disposición de quien recibe el tratamiento. Esta energía no es manipulable, quiero decir que no podemos elegir que sucederá con ella, la persona que recibe el tratamiento utilizará la energía que necesite y para lo que sea necesario.
  • Muchas veces aparecen reacciones al recibir tratamientos. Esto puede suceder durante el tratamiento ( reacciones emocionales comunes pueden ser llanto liberador, o sentirse en paz y descansado) o luego del tratamiento. Puede haber reacciones físicas posteriores porque el cuerpo libera toxinas y tensiones. Muchas veces las personas que reciben el tratamiento se relajan al punto de dormirse.
  • Es importante sentir la suficiente confianza con la persona que da el tratamiento para poder relajarte y disfrutar de ese momento que te estás dando para tu bienestar.

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